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Poda del olivar: ¿Qué tipos existen y cuál es su finalidad?

Hace tan solo unas semanas decidimos aprovechar este espacio para mostrarte la importancia que tiene un proceso aparentemente rutinario y habitual una vez finalizada la recolección de la aceituna, como es la poda del olivar, no solo sobre la productividad del olivo, sino también en relación a la calidad del Aceite de Oliva Virgen Extra que se elaborará en las siguientes campañas.

A partir de esta reflexión, y con el fin de que puedas conocer con más detalle todo lo que implica esta tarea agrícola, íntimamente relacionada con la actividad oleícola, consideramos relevante aclarar que cuando se habla de la poda del olivar es preciso establecer una diferenciación entre los diferentes tipos de poda que se pueden aplicar a un olivo, en función de las necesidades que presenta en cada momento de su vida.

Así, con el fin de completar esta información y resolver todas tus dudas en este sentido, desde La Comunal hoy queremos profundizar en las distintas modalidades de poda que se llevan a cabo y qué finalidades básicas se persiguen con cada una de ellas.

 

Poda de formación

 

La poda de formación es la que se suele llevar a cabo a lo largo del periodo inicial del olivo, durante sus primeros años de vida, con el fin de, como su propio nombre indica, moldear su aspecto y adaptarlo así a una morfología que facilite lo más posible su proceso de recolección en el futuro.

Así, se procederá a la eliminación de aquellas ramas que se encuentran a una altura de cruz inferior a un metro, para garantizar que cuando el árbol alcance su edad adulta tenga una altura de copa adecuada para hacer más sencillo su proceso de recolección.

 

Poda ligera del olivar

 

Se trata de la tipología de poda más habitual, ya que es aquella que se realiza anualmente a partir de los primeros tres años de vida del olivo.

La finalidad de la poda ligera radica en la detección y eliminación de aquellas ramas que presenten daños, debilidades o enfermedades, así como a reducir la frondosidad excesiva en la parte superior del árbol, para contribuir a que las ramas inferiores y las que se encuentran en la zona interior cuenten con un nivel de radiación solar adecuado para el desarrollo óptimo de la aceituna.

 

Poda de mantenimiento o producción

 

Junto con el proceso de poda anterior, también será recomendable que se lleve a cabo una evaluación de aquellas ramas que ofrecen una menor productividad, y cuyo crecimiento puede afectar negativamente al resto.

En este sentido, durante la poda de mantenimiento se identificarán las ramas con una mayor antigüedad y que, a su vez, cuenten con una acumulación de fruto inferior a aquellas a las que puede influir su crecimiento, tomando como referencia en este sentido la necesidad de que los rayos solares puedan penetrar adecuadamente en las ramas interiores del olivo.

 

Poda de renovación del olivar

 

A medida que se va incrementando la edad de un olivo, las ramas más antiguas van adquiriendo un grosor considerable y, al mismo tiempo, presentan una menor frondosidad en cuanto a su volumen de hojas.

Por tanto, se convierten en ramas que requieren de una gran cantidad de nutrientes para su mantenimiento y, por el contrario, no realizan adecuadamente su función, debido a la pérdida paulatina de follaje.

En consecuencia, durante la poda de renovación se suele seleccionar aquella rama que ya no está cumpliendo su papel de una forma óptima para proceder a su eliminación y contribuir a imprimir una mayor vitalidad al olivo adulto.

Salvo en casos excepcionales, este proceso de renovación se suele llevar a cabo de una forma notablemente cuidadosa, procediendo a la poda de una rama antigua y aguardando al menos dos años para la retirada de la siguiente, para asegurar así que no se produce en el olivo un efecto contrario al deseado.