Integrar el consumo de Aceite de Oliva Virgen Extra en tu dieta es un paso para comenzar a llevar un estilo de vida más saludable que te ayude a sentirte mejor en tu día a día.
Sin embargo, a pesar de que la alimentación es una parte muy importante para lograr este objetivo, no es el único cambio que debemos hacer si queremos minimizar el riesgo de padecer enfermedades, lesiones físicas o psicoemocionales.
Es común escuchar que somos lo que comemos, pero podríamos ampliar el significado de este refrán a “somos lo que pensamos y también lo que nos movemos”. Así y con el objetivo de mantener un equilibrio cuerpo-mente, te proponemos cambiar cuatro hábitos de tu día a día que te ayudarán a llevar un estilo de vida más saludable.
Apuesta por una dieta rica en frutas, verduras y legumbres
Según un estudio elaborado por Molecular Cell, uno de los factores que hacen que la dieta mediterránea contribuya a aumentar la esperanza de vida de aquellas personas que la siguen es el Aceite de Oliva Virgen Extra. El equilibrio nutricional que se obtiene al consumir hortalizas, verduras y frutas de temporada junto a grasas saludables como el AOVE convierten a esta dieta no solo en una de las más saludables, sino también en una opción fácil de llevar.
Si actualmente no te alimentas siguiendo una pauta nutricional concreta, da el paso a la dieta mediterránea y comienza a incrementar el consumo de verduras, pescados y carnes magras.
Reduce el consumo de productos ultraprocesados y grasas trans en tu alimentación
Seguir una alimentación saludable como la que promueve la dieta mediterránea reduce algunos de los factores de riesgo implicados en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Para mejorar aún más nuestro bienestar debemos limitar el consumo de productos ultraprocesados.
Numerosos estudios vinculan de forma directa su consumo, así como el de grasas trans, con la probabilidad de padecer algún tipo de cáncer a lo largo de la vida. Sustituir este tipo de alimentos en nuestra dieta e incorporar en ella una grasa tan saludable y necesaria como es el AOVE garantiza que nuestras arterias estén limpias y nuestras células, más sanas.
Practica ejercicio durante al menos 30 minutos al día
Del mismo modo que cenar ensaladas no elimina las consecuencias de consumir diariamente bollería industrial, tampoco nos sirve comer muy bien y estar sentados 12 horas al día. La vida sedentaria motivada por gran parte de los trabajos de oficina hace que nuestro aparato muscoesquelético y circulatorio se resientan si no nos movemos.
Así, si queremos reducir el riesgo de padecer determinadas enfermedades es importante incluir el ejercicio en nuestra vida cotidiana. Aunque los científicos aseguran que caminar 30 minutos al día es suficiente para salir de la zona de mayor riesgo, combinar el ejercicio aeróbico con alguna rutina de fuerza nos ayuda a acelerar el metabolismo del cuerpo. Del mismo modo, tener una espalda fuerte y tonificada minimiza gran parte de los dolores lumbares o cervicales que aparecen tras una jornada completa sentados en un escritorio.
Mantén a raya el estrés y la ansiedad
Está demostrado científicamente que elevados niveles de estrés aumentan la producción del cortisol, una de las hormonas implicada en los procesos de alerta del cuerpo. Si estamos continuamente estresados y bajo situaciones que desencadenan procesos de ansiedad, nuestro sistema inmunológico se ve afectado, lo que hace que bajemos la guardia ante determinados patógenos y enfermemos más.
Tener niveles de cortisol altos de manera permanente favorece la inflamación de los tejidos de nuestro organismo, una situación que incrementa la probabilidad de desarrollar enfermedades autoinmunes y de origen inflamatorio.
Para cuidar de nuestra salud psicológica, además de realizar ejercicio físico de forma regular, es conveniente aprender a controlar el tipo de situaciones que nos provocan estrés, así como nuestra respuesta ante las mismas.
Prácticas como el yoga o el mindfulness resultan muy útiles. Nos ayudan a vivir el presente y centrarnos en las cosas realmente importantes. Sin embargo, en aquellos casos donde el estrés sea crónico o hablemos de un problema serio de ansiedad, lo mejor es acudir a terapia.
Mantener una mente equilibrada y un estado emocional en calma es clave para llevar un estilo de vida más saludable.