El Aceite de Olida Virgen Extra (AOVE) es uno de los alimentos más relevantes de nuestra dieta mediterránea. Si en invierno es la base de todos nuestros guisos, en verano cobra más peso aún si cabe. Además de formar parte del aliño de casi todas las ensaladas, está presente en recetas como el gazpacho o el salmorejo tan socorridas en días de calor.
Sin embargo, si hablamos de AOVE y altas temperaturas, resulta casi inevitable no mencionar cómo ha de ser su conservación durante los meses estivales.
¿Qué sucede cuando el aceite se expone a la luz del sol?
Si queremos que el Aceite de Oliva Virgen Extra mantenga todas las propiedades organolépticas, sus vitaminas y la capacidad para absorber minerales, es importante que lo protejamos de la luz solar y lo conservemos en un lugar fresco y seco.
El calor y la luz degradan los compuestos antioxidantes del aceite hasta el punto de que, a mayor temperatura, más rápida es su pérdida.
Es por ello que debemos guardar el AOVE en un rincón que se encuentre protegido de la luz y donde la temperatura sea constante, rondando la horquilla de los 14-20 grados.
En ausencia de una despensa fresca y alejada de la luz, un armario debidamente cerrado puede ser una buena opción a considerar. Si decidimos almacenar las botellas de AOVE en el interior de un mueble, antes debemos cerciorarnos de que el aceite es un fluido que se impregna fácilmente de los olores que lo rodean.
Igualmente, cabe recordar que en ningún caso es recomendable almacenarlo en el frigorífico, puesto que por debajo de los 5 grados se solidifica.
Señales que indican que el AOVE ha perdido propiedades
El Aceite de Oliva Virgen Extra no es como un ron añejo o un vino gran reserva. Su sabor o su olor no son mejores cuánto más tiempo transcurre respecto al envasado. El AOVE tiene un periodo de consumo preferente. De tal forma que lo ideal es consumir nuestra botella de Aceite de Oliva Virgen Extra a lo largo de los primeros 18 meses de vida.
Pasado este periodo de tiempo, lo habitual es que el aceite comience a perder propiedades organolépticas como el olor o el sabor. Cabe matizar que, aunque el periodo de tiempo de estabilidad del AOVE ronda los 18 meses, hay algunas variedades que son más estables químicamente que otras.
En resumen, cuando el calor y el sol aprietan conviene ser prudentes y seguir estas recomendaciones de forma disciplinada para poder conservar nuestro oro líquido en sus mejores condiciones y beneficiarnos de esta manera de todas sus bondades.